lunes, 23 de junio de 2014

EN LA RETAGUARDIA

Noche festiva y estival, concierto sobre tarima en la plaza pública más religiosa y mariana de la ciudad. Desde la toma frontal podía contemplarse la espalda del director y varias decenas de músicos en conjunto armonioso, dispuestos a llenar la noche con música de ensueño

En todo caso, la visión más llamativa es sin duda la que pude contemplar desde la retaguardia; allí, en la última fila, donde nadie pregunta y los intérpretes participan con cuentagotas en los instantes más solemnes, se me antoja que hasta cruciales.


Asegurada la partitura con las pinzas de la suerte, el artista en cuestión tomó el instrumento de trabajo y preparó su entrada triunfal. Ésta llegó a la señal del director de banda cuando el tema musical llevaba algo más de dos minutos de marcha, si bien la espera valió la pena y la respuesta fue acorde al espacio reservado para su actuación estelar. La última fila es el lugar donde perecen los cobardes pero también donde triunfan los solitarios: doy fe de que éste ganó a todos por las manos, palos forrados incluidos.