NO ES SÓLO CRUZAR “EN ROJO”
No importa la edad, raza, credo o
condición. Las reglas que nos damos para convivir tienen prioridad, porque de
otro modo… ¡para qué tenerlas! No solamente
se ignoran en la calzada, sino que pierden la ocasión de sentirse unidos en la
tropelía de cruzar sin permiso: rojo es a la vez señal negativa, de peligro y la vergüenza
de no respetar lo pactado. Y realmente es bastante habitual…pobre semáforo ignorado.
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